El fichaje estrellado: Winston Bogarde
El Barça pagó unos 800 millones de euros para hacerse con los servicios del central del que se encaprichó Van Gaal.
El Barcelona fichó en el mercado invernal de 1998 a Winston Bogarde, un central zurdo del que se encaprichó el entonces entrenador azulgrana, Louis Van Gaal. El holandés le había tenido a sus órdenes en el Ajax y, es por ello, que pasó por alto la mediocre contribución de Bogarde en su último club, un Milan en el que, tan sólo, jugó 28 minutos en tres partidos disputados.
También hizo caso omiso Van Gaal a las recomendaciones del presidente del Barcelona, un Josep Lluís Núñez que jamás vio en Bogarde las cualidades de las que hablaba el entrenador holandés. En cualquier caso, el mandatario culé, para cumplir los deseos de su técnico, pagó unos 800 millones por la contratación de un jugador que, según explicó Van Gaal el día de su puesta de largo, era "un buen marcador", jugaba "bien en el uno contra uno" y tenía "un notable concepto de la presión al rival".
Ateniendo a la visión de Van Gaal, por tanto, el Barcelona se hacía con una estrella que, desgraciadamente, sólo brilló ante los ojos del holandés. Ya en su debut dejó claro Bogarde que tenía poco que aportar al cuadro azulgrana cometiendo un penalti sobre Esnaider en el derbi frente al Espanyol, correspondiente a la jornada décimo sexta de esa temporada. Cometer una pena máxima en su estreno, sin embargo, no evitó que Van Gaal le siguiera alineando, restando minutos a Nadal, Abelardo y Sergi para darle entrada por más que resultara ser un coladero en más de un encuentro.
Cada vez que las críticas arreciaban sobre Bogarde, que fue silbado en más de un partido, Van Gaal pedía paciencia y tiempo para la adaptación de un jugador del que 'rajaban', públicamente, hasta los directivos del Barça. Uno de ellos, Jaume Sobrequés, confirmó, tras ver cómo Bogarde se 'comía' tres goles en diez minutos en un partido frente al Numancia ya en la temporada 1999/00: "¿Cómo puede ser que un hombre como Bogarde juegue en el Barça. Es un clamor. No sé si lo piensan 50.000 o dos millones de aficionados, pero no lo entiende nadie".
Las palabras de Sobrequés no hicieron mella en un Van Gaal que continuó apostando, contra viento y marea, por el holandés, con más 'cabezonería' que razón. Y tanto apostó por él que Bogarde jugó en Can Barça hasta el día de la marcha del técnico holandés, en verano del año 2000. Sin Van Gaal en el equipo, y con Serra Ferrer al mando, ya nadie defendía a un jugador que tuvo que cambiar de aires ese mismo verano, tomando rumbo al Chelsea.
Y si estrellado fue su paso por el Barcelona mejor no hablemos de la estancia del holandés en Stamford Bridge, lugar en el que jugó once partidos en cuatro años. El Chelsea quiso deshacerse de él en diversas ocasiones pero el jugador se negó a moverse del cuadro blue, puesto que, tal y como relató, posteriormente, en su biografía: "Con el contrato que tenía hubiese sido estúpido si me hubiese ido".
Vamos que estuvo Bogarde 'chupando' del bote en Stamford Bridge hasta que concluyó su contrato y, también, su carrera futbolística.
El Barça pagó unos 800 millones de euros para hacerse con los servicios del central del que se encaprichó Van Gaal.
El Barcelona fichó en el mercado invernal de 1998 a Winston Bogarde, un central zurdo del que se encaprichó el entonces entrenador azulgrana, Louis Van Gaal. El holandés le había tenido a sus órdenes en el Ajax y, es por ello, que pasó por alto la mediocre contribución de Bogarde en su último club, un Milan en el que, tan sólo, jugó 28 minutos en tres partidos disputados.
También hizo caso omiso Van Gaal a las recomendaciones del presidente del Barcelona, un Josep Lluís Núñez que jamás vio en Bogarde las cualidades de las que hablaba el entrenador holandés. En cualquier caso, el mandatario culé, para cumplir los deseos de su técnico, pagó unos 800 millones por la contratación de un jugador que, según explicó Van Gaal el día de su puesta de largo, era "un buen marcador", jugaba "bien en el uno contra uno" y tenía "un notable concepto de la presión al rival".
Ateniendo a la visión de Van Gaal, por tanto, el Barcelona se hacía con una estrella que, desgraciadamente, sólo brilló ante los ojos del holandés. Ya en su debut dejó claro Bogarde que tenía poco que aportar al cuadro azulgrana cometiendo un penalti sobre Esnaider en el derbi frente al Espanyol, correspondiente a la jornada décimo sexta de esa temporada. Cometer una pena máxima en su estreno, sin embargo, no evitó que Van Gaal le siguiera alineando, restando minutos a Nadal, Abelardo y Sergi para darle entrada por más que resultara ser un coladero en más de un encuentro.
Cada vez que las críticas arreciaban sobre Bogarde, que fue silbado en más de un partido, Van Gaal pedía paciencia y tiempo para la adaptación de un jugador del que 'rajaban', públicamente, hasta los directivos del Barça. Uno de ellos, Jaume Sobrequés, confirmó, tras ver cómo Bogarde se 'comía' tres goles en diez minutos en un partido frente al Numancia ya en la temporada 1999/00: "¿Cómo puede ser que un hombre como Bogarde juegue en el Barça. Es un clamor. No sé si lo piensan 50.000 o dos millones de aficionados, pero no lo entiende nadie".
Las palabras de Sobrequés no hicieron mella en un Van Gaal que continuó apostando, contra viento y marea, por el holandés, con más 'cabezonería' que razón. Y tanto apostó por él que Bogarde jugó en Can Barça hasta el día de la marcha del técnico holandés, en verano del año 2000. Sin Van Gaal en el equipo, y con Serra Ferrer al mando, ya nadie defendía a un jugador que tuvo que cambiar de aires ese mismo verano, tomando rumbo al Chelsea.
Y si estrellado fue su paso por el Barcelona mejor no hablemos de la estancia del holandés en Stamford Bridge, lugar en el que jugó once partidos en cuatro años. El Chelsea quiso deshacerse de él en diversas ocasiones pero el jugador se negó a moverse del cuadro blue, puesto que, tal y como relató, posteriormente, en su biografía: "Con el contrato que tenía hubiese sido estúpido si me hubiese ido".
Vamos que estuvo Bogarde 'chupando' del bote en Stamford Bridge hasta que concluyó su contrato y, también, su carrera futbolística.